Informe sobre Chile de la OCDE
Bernardo Javalquinto | Fecha de Edición: 28-02-2013
Confiados que Chile seria admitido en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), suponía que el país comenzaría a “hacer las cosas bien” tanto en el ámbito público como en el privado de la economía nacional, coronando un esfuerzo de país en que ha ido avanzando paulatina pero sostenidamente. La OCDE es una organización voluntaria de países que reúne a las 30 economías más grandes del mundo y concentra el 70 por ciento del comercio mundial y Chile fue admitido como miembro pleno.
Se suponía que Chile tenía que cumplir con varias recomendaciones que generaría el impulso a la relación de investigación y desarrollo, agregando valor tanto a las exportaciones, como a los recursos naturales.
CNN Chile en una entrevista a una profesional destacada dice: “Estudio de la OCDE reveló que Chile está dentro de las naciones con peor calidad la vida, según la medición que tomó en cuenta los ingresos, trabajo y medio ambiente, entre otros factores. La psicóloga de la Clínica Cordillera, Valeria Peragallo, explicó que en Chile los peores índices tienen que ver con la diferencia que hay en el ingreso, además del medioambiente, particularmente el tema de la contaminación. Además, la profesional recalcó que en promedio, el chileno trabaja 27 horas más al mes. La media anual es 1.749 horas, y en Chile se labora durante 2.078 horas al año y nuestro país obtuvo el lugar 34 entre 36 países”.
La economía chilena daría un salto decisivo al desarrollo pues como condiciones ineludibles la OCDE exige generar un sistema de protección a los consumidores, por los altos intereses de los bancos; evitar la existencia de monopolios, oligopolios; y solucionar el tema de las inversiones extranjeras, básicamente en lo que respecta a la doble tributación, así como eliminar el secreto bancario y consolidar la ley de gobiernos corporativos. También lamenta que la brecha de la distribución de los ingresos no haya disminuido. Dado que se pensó que esto “aumentaría la credibilidad de la economía nacional, porque habría menos riesgos y mayores estándares lo que implicaría que aumentaría el flujo de capitales hacia el país”. Lo cual no ocurrió. El sector agrícola está al borde del colapso, porque se ha concentrado toda la inversión en la minería. Por ello, la participación del país en los diversos comités de regulaciones de la OCDE, en políticas macroeconómicas, ambientales, de competencia, modernización, mejora del Estado y comercio internacional suscitaría que estos ámbitos mejorarían los estándares del país. Esto nos permitirá contar por primera vez con una base de comparación y de esa manera identificar las fallas que tengamos y corregirlas.
Al final de esto, suponiendo que deberíamos ser distintos a nivel latinoamericano y se generaría un fortalecimiento geopolítico, invirtiendo en valor agregado, es decir en investigación desarrollo e innovación (como en el campus de Rengo que aún sigue abandonado), es muy pequeño el avance que se ha realizado. Esto debe ser una política nacional y no individual, el sector privado, público y académico deben actuar en conjunto de otra manera es imposible generar mano de obra a todos los estudiantes que se gradúen de las universidades y menos ahora con el gran despido de profesores reemplazándolos con profesionales de la Unión Europea.
Se suponía que Chile tenía que cumplir con varias recomendaciones que generaría el impulso a la relación de investigación y desarrollo, agregando valor tanto a las exportaciones, como a los recursos naturales.
CNN Chile en una entrevista a una profesional destacada dice: “Estudio de la OCDE reveló que Chile está dentro de las naciones con peor calidad la vida, según la medición que tomó en cuenta los ingresos, trabajo y medio ambiente, entre otros factores. La psicóloga de la Clínica Cordillera, Valeria Peragallo, explicó que en Chile los peores índices tienen que ver con la diferencia que hay en el ingreso, además del medioambiente, particularmente el tema de la contaminación. Además, la profesional recalcó que en promedio, el chileno trabaja 27 horas más al mes. La media anual es 1.749 horas, y en Chile se labora durante 2.078 horas al año y nuestro país obtuvo el lugar 34 entre 36 países”.
La economía chilena daría un salto decisivo al desarrollo pues como condiciones ineludibles la OCDE exige generar un sistema de protección a los consumidores, por los altos intereses de los bancos; evitar la existencia de monopolios, oligopolios; y solucionar el tema de las inversiones extranjeras, básicamente en lo que respecta a la doble tributación, así como eliminar el secreto bancario y consolidar la ley de gobiernos corporativos. También lamenta que la brecha de la distribución de los ingresos no haya disminuido. Dado que se pensó que esto “aumentaría la credibilidad de la economía nacional, porque habría menos riesgos y mayores estándares lo que implicaría que aumentaría el flujo de capitales hacia el país”. Lo cual no ocurrió. El sector agrícola está al borde del colapso, porque se ha concentrado toda la inversión en la minería. Por ello, la participación del país en los diversos comités de regulaciones de la OCDE, en políticas macroeconómicas, ambientales, de competencia, modernización, mejora del Estado y comercio internacional suscitaría que estos ámbitos mejorarían los estándares del país. Esto nos permitirá contar por primera vez con una base de comparación y de esa manera identificar las fallas que tengamos y corregirlas.
Al final de esto, suponiendo que deberíamos ser distintos a nivel latinoamericano y se generaría un fortalecimiento geopolítico, invirtiendo en valor agregado, es decir en investigación desarrollo e innovación (como en el campus de Rengo que aún sigue abandonado), es muy pequeño el avance que se ha realizado. Esto debe ser una política nacional y no individual, el sector privado, público y académico deben actuar en conjunto de otra manera es imposible generar mano de obra a todos los estudiantes que se gradúen de las universidades y menos ahora con el gran despido de profesores reemplazándolos con profesionales de la Unión Europea.
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