La ley del más fuerte y el regreso a la revolución industrial
Bernardo Javalquinto | Fecha de Edición: 18-04-2013
Cada vez que viajo por las carreteras de nuestro país, tengo la sensación que realmente algo extraño ocurre, cuando me acerco a pagar un por el uso de la carretera me doy cuenta que el uso de ella ha incrementado.
El Banco Central dice que ha logrado sus metas de controlar la inflación, y pregunto a la persona donde pago porqué subieron los precios y dice que no sabe, pero con su cara alegre me dice “pero no nos subieron los salarios”, nunca nos suben los salarios. ¿Qué? Entonces, le pregunto por qué entonces suben los precios por el uso de la carretera, cuando se hacen incrementos en el uso de ellas, deberían estar invirtiendo ese dinero en el personal que trabaja en ella, en infraestructura, en la limpieza (bolsas, botellas, papeles), en la fiscalización, en la expansión de la misma, porque los tacos que se forman en las autopistas son increíblemente desastrosos. La cantidad de accidentes es por falta de fiscalización, veo los camiones con las cargas colgando de un lado para otro, camiones y camionetas antiquísimas en una zona de 100 km/hora van a 40 km.
Si nosotros queremos, una Superintendencia de Educación, y tenemos una Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras, y no se cuanto a otros organismos y entes fiscalizadores, pregunto para qué están. Me pregunto, si las autoridades dicen que hemos avanzado tanto, si estamos en pleno empleo, por qué los índices de delincuencia han aumentado, por qué la pobreza sigue aumentando, por qué se permite que las autopistas incrementen el valor del uso de ellas, si el Banco Central y las autoridades financieras dicen que la inflación está controlada.
Es aterrador ver cuando uno va manejando cómo se ve la polución de contaminantes sobre los campos, que los vidrios de los autos se llenan de mosquitos escapando de los insecticidas que tiran adiestra y siniestra, sin importar que todos estos químicos van directamente a las personas que tranquilamente circulamos, sin tener ningún beneficio de ello, fuera del daño que nos hacen a la salud, que realmente uno pueda decir, no importa que me envenenen total me estoy beneficiando de estos químicos que están dañando la salud de todos.
Entonces sigo pensando en el camino, qué realmente pasa en nuestro país, en el cual, los estudiantes, realizan movilizaciones, pero no ofrecen ninguna solución, porque la educación es tan mala que no son capaces de hacer un proyecto, que al menos cuando los entrevisten, no queden en ridículo, porque no saben qué responder y los candidatos menos. Bueno, esa es la educación que reciben los alumnos de nuestro país, esas son las carreteras mediocres por las cuales circulamos, esas son las malformaciones genéticas que vemos en distintas ciudades del país, porque en el Estado y empresa privada no les interesa y no se preocupan del capital humano.
Estamos viviendo en el pasado, solo capital que genere las utilidades a los empresarios, que probablemente las autoridades que tienen que fiscalizar no dicen absolutamente nada. Entonces, no queda más que sentarnos, a esperar que pasen estos siete meses que quedan, para que la próxima persona que maneje país parta nuevamente de cero, porque mi opinión es que hoy la gente, instituciones, organizaciones hacen lo que les da la gana. Al final a nadie le importa. “Lo necesario para que triunfe el mal, es que las personas de bien no hagan nada al respecto”.
El Banco Central dice que ha logrado sus metas de controlar la inflación, y pregunto a la persona donde pago porqué subieron los precios y dice que no sabe, pero con su cara alegre me dice “pero no nos subieron los salarios”, nunca nos suben los salarios. ¿Qué? Entonces, le pregunto por qué entonces suben los precios por el uso de la carretera, cuando se hacen incrementos en el uso de ellas, deberían estar invirtiendo ese dinero en el personal que trabaja en ella, en infraestructura, en la limpieza (bolsas, botellas, papeles), en la fiscalización, en la expansión de la misma, porque los tacos que se forman en las autopistas son increíblemente desastrosos. La cantidad de accidentes es por falta de fiscalización, veo los camiones con las cargas colgando de un lado para otro, camiones y camionetas antiquísimas en una zona de 100 km/hora van a 40 km.
Si nosotros queremos, una Superintendencia de Educación, y tenemos una Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras, y no se cuanto a otros organismos y entes fiscalizadores, pregunto para qué están. Me pregunto, si las autoridades dicen que hemos avanzado tanto, si estamos en pleno empleo, por qué los índices de delincuencia han aumentado, por qué la pobreza sigue aumentando, por qué se permite que las autopistas incrementen el valor del uso de ellas, si el Banco Central y las autoridades financieras dicen que la inflación está controlada.
Es aterrador ver cuando uno va manejando cómo se ve la polución de contaminantes sobre los campos, que los vidrios de los autos se llenan de mosquitos escapando de los insecticidas que tiran adiestra y siniestra, sin importar que todos estos químicos van directamente a las personas que tranquilamente circulamos, sin tener ningún beneficio de ello, fuera del daño que nos hacen a la salud, que realmente uno pueda decir, no importa que me envenenen total me estoy beneficiando de estos químicos que están dañando la salud de todos.
Entonces sigo pensando en el camino, qué realmente pasa en nuestro país, en el cual, los estudiantes, realizan movilizaciones, pero no ofrecen ninguna solución, porque la educación es tan mala que no son capaces de hacer un proyecto, que al menos cuando los entrevisten, no queden en ridículo, porque no saben qué responder y los candidatos menos. Bueno, esa es la educación que reciben los alumnos de nuestro país, esas son las carreteras mediocres por las cuales circulamos, esas son las malformaciones genéticas que vemos en distintas ciudades del país, porque en el Estado y empresa privada no les interesa y no se preocupan del capital humano.
Estamos viviendo en el pasado, solo capital que genere las utilidades a los empresarios, que probablemente las autoridades que tienen que fiscalizar no dicen absolutamente nada. Entonces, no queda más que sentarnos, a esperar que pasen estos siete meses que quedan, para que la próxima persona que maneje país parta nuevamente de cero, porque mi opinión es que hoy la gente, instituciones, organizaciones hacen lo que les da la gana. Al final a nadie le importa. “Lo necesario para que triunfe el mal, es que las personas de bien no hagan nada al respecto”.
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