Reforma Tributaria, crecimiento del país: a palos con el águila
Bernardo Javalquinto | Fecha de Edición: 08-05-2014
Cómo van a cazar un águila a palos, se preguntan muchos y, en particular, el que escribe. Veo en programas de la TV a gente hablando de temas económicos, a personas que no tienen ninguna credencial como economistas, en especial los parlamentarios, diciendo cosas que no son efectivas y eso crea mucha incertidumbre. Y, como he mencionado muchas veces en mis artículos anteriores, es mejor obtener la información de fuentes externas ya que son más fidedignas.
En la revista financiera Global Finance, Forrest Jones, analista internacional, escribe un artículo que transcribo en parte para vuestro conocimiento, así ustedes mismos tomarán sus propias decisiones: “Alberto Arenas vuelve al gobierno como ministro de Finanzas con grandes planes para un país, en busca de promulgar la educación, trabajo y otras reformas, fue director de presupuesto durante el primer mandato de la Presidenta de Chile, Michelle Bachelet”. Por una parte, “Arenas quiere aumentar los impuestos corporativos de un 20% a un 25% y quiere terminar con la eliminación de la ley fiscal que permite que las empresas les devuelvan los impuestos, sin tener que pagar nada sobre los ingresos”.
Continúa: “Los observadores del mercado señalan que Arenas debe prestar atención a los precios del cobre, si la economía China continúa desacelerándose, lo que muchos temen podría ser el caso, y que lo será no cabe la menor duda. Los precios del cobre pueden hacer que los planes de financiación se vea amenazados, y eso es algo que Chile tiene que abordar”.
Es un hecho que la “desaceleración de la economía de China podría enfriar las exportaciones chilenas de cobre”, que podrían estar en riesgo de caerse. Es obvio, cuando hemos puesto todos los huevos en una canasta y hemos dejado el resto de los sectores productivos al azar es redundante explicar por qué las inversiones van a caer. Jones manifiesta que “la desaceleración de la economía China será el mayor desafío de Chile en el futuro”.
Si exportamos tres cuartas partes de la producción a China, nuestro país no puede escapar de los efectos de una desaceleración en ese país. Lo más grave, según Walter Molano, socio del banco de inversión BCP Securities en Connecticut, es que “Chile está luchando con problemas como el desmesurado crecimiento del crédito al consumo y de una burbuja inmobiliaria”. Agrega que “van a sufrir un aterrizaje forzoso cuando China se desacelere aún más”. Jones reitera que “una caída en los precios del cobre podría conducir a una caída de los ingresos, ¿pero puede el alza del impuesto compensar la diferencia?”.
Susan Kaufman Purcell, directora del Centro de Política Hemisférica de la Universidad de Miami, dice: “El problema cuando se aumentan los impuestos es, ¿cuál es el nivel en el que se desalienta la inversión? No sabemos eso, con la incertidumbre sobre la financiación de las reformas educativas y por los temores sobre el riesgo de déficit energético, dada la dependencia de Chile en materia de energía, azotada por la crisis Argentina es casi imposible predecir”.
Jones termina diciendo que “Arenas se enfrentará a algunas decisiones difíciles sobre el gasto público y su papel en el desarrollo económico”. Lo bueno de eso es que nuestro país, gracias a que tenemos una economía mixta abierta y libre de mercado, heredada del Banco Mundial y no de los Chicago’s Boys, aún podemos darnos el lujo de que el Estado aplique todas sus herramientas fiscales para mantener estable el país. La Presidenta lo vivió con la crisis subprime, ya tiene experiencia. ¿Por qué no lo va a poder hacer ahora? Además, The Economist, asume que Chile crecerá un 4,5 %. Es decir, los pronósticos serán en realidad entre un 3,5 a 4,5%. Eso dependerá de los empresarios.
En la revista financiera Global Finance, Forrest Jones, analista internacional, escribe un artículo que transcribo en parte para vuestro conocimiento, así ustedes mismos tomarán sus propias decisiones: “Alberto Arenas vuelve al gobierno como ministro de Finanzas con grandes planes para un país, en busca de promulgar la educación, trabajo y otras reformas, fue director de presupuesto durante el primer mandato de la Presidenta de Chile, Michelle Bachelet”. Por una parte, “Arenas quiere aumentar los impuestos corporativos de un 20% a un 25% y quiere terminar con la eliminación de la ley fiscal que permite que las empresas les devuelvan los impuestos, sin tener que pagar nada sobre los ingresos”.
Continúa: “Los observadores del mercado señalan que Arenas debe prestar atención a los precios del cobre, si la economía China continúa desacelerándose, lo que muchos temen podría ser el caso, y que lo será no cabe la menor duda. Los precios del cobre pueden hacer que los planes de financiación se vea amenazados, y eso es algo que Chile tiene que abordar”.
Es un hecho que la “desaceleración de la economía de China podría enfriar las exportaciones chilenas de cobre”, que podrían estar en riesgo de caerse. Es obvio, cuando hemos puesto todos los huevos en una canasta y hemos dejado el resto de los sectores productivos al azar es redundante explicar por qué las inversiones van a caer. Jones manifiesta que “la desaceleración de la economía China será el mayor desafío de Chile en el futuro”.
Si exportamos tres cuartas partes de la producción a China, nuestro país no puede escapar de los efectos de una desaceleración en ese país. Lo más grave, según Walter Molano, socio del banco de inversión BCP Securities en Connecticut, es que “Chile está luchando con problemas como el desmesurado crecimiento del crédito al consumo y de una burbuja inmobiliaria”. Agrega que “van a sufrir un aterrizaje forzoso cuando China se desacelere aún más”. Jones reitera que “una caída en los precios del cobre podría conducir a una caída de los ingresos, ¿pero puede el alza del impuesto compensar la diferencia?”.
Susan Kaufman Purcell, directora del Centro de Política Hemisférica de la Universidad de Miami, dice: “El problema cuando se aumentan los impuestos es, ¿cuál es el nivel en el que se desalienta la inversión? No sabemos eso, con la incertidumbre sobre la financiación de las reformas educativas y por los temores sobre el riesgo de déficit energético, dada la dependencia de Chile en materia de energía, azotada por la crisis Argentina es casi imposible predecir”.
Jones termina diciendo que “Arenas se enfrentará a algunas decisiones difíciles sobre el gasto público y su papel en el desarrollo económico”. Lo bueno de eso es que nuestro país, gracias a que tenemos una economía mixta abierta y libre de mercado, heredada del Banco Mundial y no de los Chicago’s Boys, aún podemos darnos el lujo de que el Estado aplique todas sus herramientas fiscales para mantener estable el país. La Presidenta lo vivió con la crisis subprime, ya tiene experiencia. ¿Por qué no lo va a poder hacer ahora? Además, The Economist, asume que Chile crecerá un 4,5 %. Es decir, los pronósticos serán en realidad entre un 3,5 a 4,5%. Eso dependerá de los empresarios.
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