Confianza o desconfianza
Bernardo Javalquinto | Fecha de Edición: 27-02-2014
Para advertir a los frecuentes lectores de mis columnas, quise escribir de un tema que me parece extremadamente interesante conocerlo en nuestra cultura y poder darnos cuenta por qué nuestra sociedad, es tan cerrada y egoísta, como en el caso que estamos viendo en los partidos políticos, grupos económicos y cualquier grupo en el cual se practiquen cualquier tipo de actividad en nuestro país.
Es tan difícil poder llegar acuerdos que sean beneficiosos para el país, porque si no están conectados de una u otra manera estos grupos podemos llegar a la recta final y todos avanzar llegar al progreso que queremos.
Por una parte, esto es extremadamente difícil y por otra, entender por qué todas las decisiones son tan lentas y por qué durante un cambio de estructura, organización, o de gobierno se transforma en una paralización casi total del país. A juzgar de un ensayo de sociología comparada, realizado por Eduardo Valenzuela y Carlos Cousiño, el estudio analiza la sociedad chilena y estadounidense, y cito textual: “En este artículo se analiza el contraste entre las tasas de confianza social que muestran Chile y Estados Unidos según resultados de encuestas comparables entre ambos países. Se sostiene que la disposición a confiar en los demás está en el origen de la aptitud típicamente norteamericana para establecer relaciones sociales con desconocidos, que se expresa en la fortaleza de sus relaciones de vecindad, amistad y asociatividad. La sociedad chilena, en cambio, se caracteriza por tener umbrales de confianza social muy bajos, que resienten toda la estructura de relación con extraños. La debilidad asociativa que resulta de ello se compensa, sin embargo, con la fortaleza y densidad que adquieren las relaciones entre conocidos, cuyo fundamento se encuentra en el espacio de las relaciones familiares y que definen, por contraste con el modelo de la ‘asociatividad’ norteamericano, el modelo de la ‘sociabilidad’ que es propio de nuestra sociedad”.
Por lo observado, en la cita anterior podemos ver definitivamente, que nuestra sociedad está radicalmente dividida en distintos segmentos, por ejemplo en la alta toma de decisiones en el país se ve una red de personas que han estudiado generalmente en los mismos colegios, como por ejemplo Santiago College, Verbo Divino, Saint’s George y otros pocos más. También al nivel universitario, la Universidad Católica y la Universidad de Chile son lejos donde hay más personas que están en esos círculos. Las privadas son de segunda categoría. Me refiero a este tremendo trauma que tenemos de que creemos que los que estudian en esos colegios o universidades son los únicos que van a poder decidir por el resto de los ciudadanos. Siento decir que, por mi experiencia de vivir en un país desarrollado y basado en la confianza, estos grupos realmente no significan nada porque en el modelo económico todos los países pasamos por los mismos procesos, hoy Chile atrasado en algunos casos 20 años y en otros 50 años respecto de la sociedad estadounidense, las personas se van midiendo por los méritos y por las acciones que realizan durante su vida.
En cambio “hoy” en nuestro país vemos personas sin ninguna competencia, ocupar altos lugares para la toma de decisiones del país que, al final, cometen más errores y se favorecen más en lo personal que en lo nacional. Entonces si no estás en esos grupos, la verdad es que no existimos. Pero, como la globalización es un proceso sin un punto de retorno, lamento, informar que todos van a tener que comenzar a hacer las cosas bien. Sin ir más lejos, este fenómeno se repite en toda Latinoamérica y está reflejado en el libro “Cien años de Soledad” de Gabriel García Márquez.
Es tan difícil poder llegar acuerdos que sean beneficiosos para el país, porque si no están conectados de una u otra manera estos grupos podemos llegar a la recta final y todos avanzar llegar al progreso que queremos.
Por una parte, esto es extremadamente difícil y por otra, entender por qué todas las decisiones son tan lentas y por qué durante un cambio de estructura, organización, o de gobierno se transforma en una paralización casi total del país. A juzgar de un ensayo de sociología comparada, realizado por Eduardo Valenzuela y Carlos Cousiño, el estudio analiza la sociedad chilena y estadounidense, y cito textual: “En este artículo se analiza el contraste entre las tasas de confianza social que muestran Chile y Estados Unidos según resultados de encuestas comparables entre ambos países. Se sostiene que la disposición a confiar en los demás está en el origen de la aptitud típicamente norteamericana para establecer relaciones sociales con desconocidos, que se expresa en la fortaleza de sus relaciones de vecindad, amistad y asociatividad. La sociedad chilena, en cambio, se caracteriza por tener umbrales de confianza social muy bajos, que resienten toda la estructura de relación con extraños. La debilidad asociativa que resulta de ello se compensa, sin embargo, con la fortaleza y densidad que adquieren las relaciones entre conocidos, cuyo fundamento se encuentra en el espacio de las relaciones familiares y que definen, por contraste con el modelo de la ‘asociatividad’ norteamericano, el modelo de la ‘sociabilidad’ que es propio de nuestra sociedad”.
Por lo observado, en la cita anterior podemos ver definitivamente, que nuestra sociedad está radicalmente dividida en distintos segmentos, por ejemplo en la alta toma de decisiones en el país se ve una red de personas que han estudiado generalmente en los mismos colegios, como por ejemplo Santiago College, Verbo Divino, Saint’s George y otros pocos más. También al nivel universitario, la Universidad Católica y la Universidad de Chile son lejos donde hay más personas que están en esos círculos. Las privadas son de segunda categoría. Me refiero a este tremendo trauma que tenemos de que creemos que los que estudian en esos colegios o universidades son los únicos que van a poder decidir por el resto de los ciudadanos. Siento decir que, por mi experiencia de vivir en un país desarrollado y basado en la confianza, estos grupos realmente no significan nada porque en el modelo económico todos los países pasamos por los mismos procesos, hoy Chile atrasado en algunos casos 20 años y en otros 50 años respecto de la sociedad estadounidense, las personas se van midiendo por los méritos y por las acciones que realizan durante su vida.
En cambio “hoy” en nuestro país vemos personas sin ninguna competencia, ocupar altos lugares para la toma de decisiones del país que, al final, cometen más errores y se favorecen más en lo personal que en lo nacional. Entonces si no estás en esos grupos, la verdad es que no existimos. Pero, como la globalización es un proceso sin un punto de retorno, lamento, informar que todos van a tener que comenzar a hacer las cosas bien. Sin ir más lejos, este fenómeno se repite en toda Latinoamérica y está reflejado en el libro “Cien años de Soledad” de Gabriel García Márquez.
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