To be or to be?
Bernardo Javalquinto | Fecha de Edición: 03-04-2014
Los seres humanos pueden ser todos iguales, pero ciertamente no son creados iguales. Nuestras diferencias nos hacen interesantemente atractivos. Sin embargo, a menudo se convierten en la razón por la que nuestros amigos y seres queridos parecen tan exasperantes.
Estamos fascinados por un patrón de pensamiento y la política juega un rol importantísimo en la sociedad. Lo que se requiere, en el país es sólo un poco más de voluntad de aceptar la validez de un punto de vista diferente. A diferencia de una dictadura de izquierda o derecha que limita las libertades humanas, existe la otra parte, un gobierno democrático al servicio del pueblo, “lo que no existe en nuestro país”. Puede ser que ahora eso ocurra. Las verdaderas democracias conceden muchas libertades a sus ciudadanos, incluyendo la libertad de disentir. Una democracia requiere de la participación, requiere de un trabajo duro, un gobierno “del pueblo” exige una vigilancia constante y apoya a la gente vulnerable y no tan vulnerable.
Chile tiene un gobierno oligárgico de unos pocos; ese grupo hace lo que quiere. Lo que ocurre aquí es insensato, que los parlamentarios ganen unos salarios extravagantes y la economía esté en manos de algunas familias es insostenible. Ese no era el plan de volver a una democracia.
Otras obligaciones a todas las democracias son de exclusiva responsabilidad de los ciudadanos y del gobierno. El respeto a la ley. El pago de una parte justa de impuestos, la aceptación de la autoridad del gobierno electo, y el respeto de los derechos de las personas con diferentes puntos de vista son también ejemplos de la responsabilidad ciudadana. Pero nada de eso existe aquí. Para que la democracia en nuestro país tenga éxito, los ciudadanos deben convertirse en seres activos y no pasivos, porque saben que el éxito o el fracaso de su futuro son de su responsabilidad. A su vez, los funcionarios del gobierno deberían entender que todos los ciudadanos deben ser tratados por igual y que la corrupción no tiene cabida en un gobierno democrático.
Pero eso tampoco ocurre aquí porque un empleado público gana una miseria, tan nefasta como la discusión del salario mínimo. En un sistema democrático, los descontentos con sus líderes son libres de organizar y pacíficamente exponer los argumentos para el cambio, eso tampoco ocurre aquí. Los miembros del Congreso son libres de postularse para un cargo y servir como funcionarios públicos nombrados por un tiempo, esto tampoco ocurre aquí porque desde que recuerdo siempre he visto las mismas personas. Chile no puede estar lleno de no pensantes que no puedan alternar los cargos en el poder. La democracia utiliza la libertad de prensa para hablar sobre temas locales y nacionales, sindicatos, grupos comunitarios, asociaciones empresariales, se unen a las organizaciones privadas voluntarias que comparten sus intereses, ya sea dedicada a la religión, la cultura étnica, el estudio académico, los deportes, las artes, la literatura, el mejoramiento de barrios, los intercambios de estudiantes internacionales, o un centenar de actividades diferentes. Todos estos grupos -no importa cuán cerca o lejos de gobierno- contribuyen a la riqueza y la salud de su democracia. Esto tampoco ocurre aquí. Se supone que a medida que envejecemos, nos volvemos más sabios, sería agradable pensar que la respuesta sea "sí". Algunos de nosotros, sin embargo, optan por no aprender. Vamos desde muchos años jugando con los mismos dramas, a medida que envejecemos, nos volvemos con más experiencia, pero la sabiduría requiere experiencia y algo más: voluntad para aprender y entregar.
Estamos fascinados por un patrón de pensamiento y la política juega un rol importantísimo en la sociedad. Lo que se requiere, en el país es sólo un poco más de voluntad de aceptar la validez de un punto de vista diferente. A diferencia de una dictadura de izquierda o derecha que limita las libertades humanas, existe la otra parte, un gobierno democrático al servicio del pueblo, “lo que no existe en nuestro país”. Puede ser que ahora eso ocurra. Las verdaderas democracias conceden muchas libertades a sus ciudadanos, incluyendo la libertad de disentir. Una democracia requiere de la participación, requiere de un trabajo duro, un gobierno “del pueblo” exige una vigilancia constante y apoya a la gente vulnerable y no tan vulnerable.
Chile tiene un gobierno oligárgico de unos pocos; ese grupo hace lo que quiere. Lo que ocurre aquí es insensato, que los parlamentarios ganen unos salarios extravagantes y la economía esté en manos de algunas familias es insostenible. Ese no era el plan de volver a una democracia.
Otras obligaciones a todas las democracias son de exclusiva responsabilidad de los ciudadanos y del gobierno. El respeto a la ley. El pago de una parte justa de impuestos, la aceptación de la autoridad del gobierno electo, y el respeto de los derechos de las personas con diferentes puntos de vista son también ejemplos de la responsabilidad ciudadana. Pero nada de eso existe aquí. Para que la democracia en nuestro país tenga éxito, los ciudadanos deben convertirse en seres activos y no pasivos, porque saben que el éxito o el fracaso de su futuro son de su responsabilidad. A su vez, los funcionarios del gobierno deberían entender que todos los ciudadanos deben ser tratados por igual y que la corrupción no tiene cabida en un gobierno democrático.
Pero eso tampoco ocurre aquí porque un empleado público gana una miseria, tan nefasta como la discusión del salario mínimo. En un sistema democrático, los descontentos con sus líderes son libres de organizar y pacíficamente exponer los argumentos para el cambio, eso tampoco ocurre aquí. Los miembros del Congreso son libres de postularse para un cargo y servir como funcionarios públicos nombrados por un tiempo, esto tampoco ocurre aquí porque desde que recuerdo siempre he visto las mismas personas. Chile no puede estar lleno de no pensantes que no puedan alternar los cargos en el poder. La democracia utiliza la libertad de prensa para hablar sobre temas locales y nacionales, sindicatos, grupos comunitarios, asociaciones empresariales, se unen a las organizaciones privadas voluntarias que comparten sus intereses, ya sea dedicada a la religión, la cultura étnica, el estudio académico, los deportes, las artes, la literatura, el mejoramiento de barrios, los intercambios de estudiantes internacionales, o un centenar de actividades diferentes. Todos estos grupos -no importa cuán cerca o lejos de gobierno- contribuyen a la riqueza y la salud de su democracia. Esto tampoco ocurre aquí. Se supone que a medida que envejecemos, nos volvemos más sabios, sería agradable pensar que la respuesta sea "sí". Algunos de nosotros, sin embargo, optan por no aprender. Vamos desde muchos años jugando con los mismos dramas, a medida que envejecemos, nos volvemos con más experiencia, pero la sabiduría requiere experiencia y algo más: voluntad para aprender y entregar.
No comments:
Post a Comment