Saturday, January 12, 2013

Latinoamérica ¿potencia agroalimentaria?


 Latinoamérica ¿potencia agroalimentaria?
Bernardo Javalquinto, Economista University of Maryland, MBA, PhD.
De acuerdo al último informe del National Intelligence Council (NIC) el sistema internacional en el futuro estará fundado en siete pilares mundiales: población, recursos naturales, medio ambiente, ciencia y tecnología en la economía global, envejecimiento, escasez de agua, y escasez de trabajo. El rol nacional e internacional de los gobiernos, la naturaleza de los conflictos y el papel que las naciones tendrán que jugar en conjunto con los Estados Unidos influirán mucho en las capacidades, prioridades y comportamiento de los estados-naciones y las sociedades en su totalidad. Por lo tanto, sustancialmente definir la seguridad internacional de los EEUU se basará en el medio ambiente y su estrategia internacional también. Estas tendencias tendrán que ver con el incremento de la población, el envejecimiento de ella, la migración de zonas rurales a urbanas, y de las medidas que los países y ciudades deberán tomar al recibir esta gran cantidad de personas, que sufrirán escasez de empleo y será su primera prueba en este drástico cambio. Los países con alto nivel de envejecimiento de población necesitarán mucha mano de obra, que eventualmente estas poblaciones inmigrantes lograran establecerse, pero la responsabilidad reposará en las políticas económicas y sociales de las naciones. El aceptar culturas y costumbres diferentes no es un tema fácil aún. Otro tema será la salud. La gente que escapa del síndrome HIV o SIDA, también está en busca de sistemas de salud confiables y espera que las futuras generaciones no caigan en los errores del pasado. Los recursos naturales, energía, medio ambiente y escasez de agua serán demasiado relevantes. Por ello, los países con mayor crecimiento de población en el futuro serán las ciudades de Tokio, Shanghai, Yakarta, Dhaka, Beijing, Calcuta, Mumbai, Karachi, Cairo, Lagos, Sao Paulo, Buenos Aires, New York, Los Ángeles y Ciudad de México, entre las más importantes. Eso, contando sólo el crecimiento de la población en tales ciudades, sin contar el crecimiento de la población en total, tampoco, influyendo en el producto interno bruto. En otras palabras: todos estos países y ciudades van a requerir de mucha ayuda en términos de productos provenientes del sector agrícola. Cuando nosotros vemos las políticas de la mayoría de los países desarrollados y emergentes en términos de apoyar en que el crecimiento de que este sector pueda ser sustentable en el tiempo, la verdad es que no deja de impresionar al común denominador de las de las personas inteligentes. Los efectos que podría causar la falta de alimentación en la sociedad serían nefastos para el mundo en su totalidad si son ignorados. El movimiento global de personas o inmigrantes, legales o ilegales a los países donde puedan tener más oportunidades es sustancial. 
Cuando nosotros observamos un país en el cual las políticas del sector agrícola no están tan bien diseñadas, la preocupación comienza a circular en la mente de las personas, y tendemos a confundirnos porque uno los actores más críticos es la incertidumbre. Generalmente esto se da porque no existe diálogo entre las autoridades y los distintos sectores. El futuro de nuestras naciones en el sector agrícola es más incierto de lo que se piensa. Todos repiten lo mismo: estamos bien. Mientras, sabemos que en muchos países los gobiernos intervienen para poder mantenerse posicionados y salvar el sector agrícola, porque la demanda exige mucha tecnología, mucha capacitación, mucha mano de obra calificada, mucho control ambiental, y mucha dedicación. A este ritmo, nuestro eslogan de crear y posicionar a Latinoamérica  “como una potencia alimentaría” para todas estas naciones que demandarán muchos más productos del sector agrícola se hace cada día más difícil. Sería interesante observar e imitar a otras naciones y ver cómo lo hacen en situaciones más precarias que las nuestras y mantener a este sector que requiere de una importante atención. Quizás como ejemplo podríamos hablar de las pequeñas y medianas empresas que generan en 80 por ciento de la mano de obra en los países y para las que tampoco hay políticas económicas y sociales claras que les ayuden a poder mantenerse competitivas e insertarse en economía global. La política Económica y Social de muchos países parte de la base en la agricultura.
Todos estamos involucrados en el desarrollo de la nación, como decía John F. Kennedy. Cuando la marea sube, todos botes suben, pero aquí pareciera que sólo algunos suben con la marea y el resto se hunde. Eso no es justo. Nadie pide que le regalen las cosas, se pide un poco de criterio en la toma decisiones y decirnos a donde vamos. Cuando escucho hablar de “Latinoamérica potencia agroalimentaria” y a muchas personas decir que el sector agrícola “debe aumentar su productividad como única receta para enfrentar la actual crisis del dólar,” me hace pensar que lo primero es simplemente incoherente e imposible de lograr con las actuales políticas cambiarias de los Banco Centrales,  y lo segundo, además de injusto, es muy poco creativo por parte de esas personas  para ayudar a enfrentar la más que evidente “Enfermedad Holandesa” que padecemos la mayoría de los países de la región y del mundo en vías de desarrollo, debido al alto precio de otros commodities.
Es obligación de la autoridad velar por el bien común de todos los sectores de la economía, porque los gobiernos deben “proteger, empoderar y enriquecer a los ciudadanos (calidad de Vida)”,  y hacer políticas económicas y sociales  acorde a las realidades nacionales. Pedir a secas mayor productividad a un sector que ha llevado a a algunos países a ser los primeros exportadores mundiales de frutas del Hemisferio Sur, o de ganado  y que está gravemente enfermo y afectado por una variable clave para él y que no controla, como lo es el precio del dólar con que se le paga su producción, es casi un desconocimiento para el ciudadano común y dominador. Sabido es que ese sector agrícola demuestra disconformidad con una política monetaria como la que ha permitido el tipo de cambio no los favorezca, y no es porque sean malos agricultores ya que en realidad no puede seguir  trabajando con este precio del dólar porque se perdió en la gran mayoría de los productos  la rentabilidad.

Hoy se está trabajando contra el patrimonio y esto es gravísimo
. A propósito del ruido de la productividad, me detengo a pensar un poco en mis clases cuando les pregunto a mis alumnos qué piensan sobre la productividad de los trabajadores en el mundo, y  en especial cuando les pregunto ¿quién creen ustedes que es más productivo y más competitivo, un trabajador mexicano o uno alemán? La mayoría de ellos responde que el trabajador alemán es  más competitivo que el mexicano, y no se equivocan. Todos sabemos que el nivel de productividad de nuestros países es muy bajo comparado con el de los países desarrollados. Son varios los estudios realizados por expertos en este sentido y basta con darse una vuelta en una empresa para ver que la gente entra a trabajar muy temprano y sale muy tarde de su trabajo, muy ineficientes dirían los gerentes de un país desarrollado, recuerden que el horario en los países desarrollados es de 9:00 am a 5:00 pm o diferidos y el trabajador que no hace su trabajo en su horario de trabajo “no es eficiente”.

Hay varias razones para explicar esto. Un ejemplo que puede servir es que cuando comenzaron las negociaciones del primer Tratado de Libre Comercio entre México y Estados Unidos, éste último tenía que reducir la enorme cantidad de inmigrantes que iban a trabajar a su territorio; los norteamericanos querían detener la inmigración pero no sabían cómo hacerlo hasta que se les ocurrió la brillante idea de generar un mecanismo llamado “Tratado de Libre Comercio.” TLC o FTA ¿Porqué ésta idea tan descabellada?  Pensaron en abrir las puertas (abrir mas la economía) en vez de cerrarla. Porque se dieron cuenta que si tenían una planta produciendo 300 autos al mes en cualquiera de los estados de la Unión, con un costo de la mano de obra de aproximadamente 18 dólares por hora (de la época), si cerraban la planta y la instalaban en México para producir los mismos 300 autos por mes, con un costo por hora de la mano obra que les saldría  US$ 4,25 dólares aproximadamente (de la época), era mucho más productivo.
Es decir, el análisis costo – beneficio indicaba que había un enorme beneficio para la industria y el costo social de esa decisión no era muy alto por tener que despedir trabajadores en EEUU, ya que se sabía que ellos encontrarían trabajo a un corto plazo en otra cosa. Se harían capacitaciones para que los trabajadores se pudieren reinsertar en el mundo laboral rápidamente. Calcularon muy bien los pros y contra de esta decisión y concluyeron que sería mucho más productivo llevarse  la planta a México, para producir  autos a un menor costo y poder competir globalmente con precios más bajos y alcanzando un mayor volumen, justamente por tener una mano de obra más barata y dar trabajo a personas que en su vida soñarían trabajar en una industria de esa naturaleza.
Aún más, pararían la inmigración a los Estados Unidos. En otras palabras, todos ganaban WIN-WIN situation. A la luz de lo anterior, se deduce que con las mismas herramientas, los trabajadores en cualquier parte del mundo pueden ser iguales o más productivos que los de su propio país. Por ello, cuando nosotros hablamos aquí en Latinoamérica que queremos ser una potencia agroalimentaria, con las actuales condiciones, no podemos pretender ponernos a la misma altura de otros países con los que nos exigen competir, porque simplemente no contamos con las mismas herramientas para ello. Casi todos tienen, por ejemplo, enormes beneficios para la agricultura, y este es un dato no menor. Si nosotros queremos ser más competitivos, productivos y eficientes, entonces cualquier persona objetiva se podrá dar cuenta que el sector agrícola no puede lograrlo y competir de igual a igual con los otros países en el mundo, justamente porque no tiene las mismas herramientas que otros poseen. Me preocupa cuando escucho decir a muchas personas del sector público y privado que los agricultores en general, tienen que ser más competitivos y productivos para combatir la caída del dólar, por la sencilla razón que  están opinando con una visión a muy corto plazo, con ideas dogmáticas y poco pragmáticas. Si vemos nuestros sistemas de gestión, de capacitación, de estrategias, de liderazgo, podemos concluir que son altamente precarios y que no están a la altura de lo que el país requiere para hacer bien “el trabajo” y,  por lo tanto,  no se puede decir, así como así y tan frívolamente,  que debe  ser más competitivo sin primero dar las condiciones al sector afectado por el mal holandés y la falta de apoyo.
Estos comentarios son un aporte para los países de la región y no está hechos en contra del sistema,  pero el día en que tengamos “un proyecto de país por país o de toda la región Latinoamericana” en el cual todos tengan las mismas herramientas para  competir internacionalmente de igual a igual,  entonces podremos darnos el lujo no solo de decir,  sino que de exigir a los productores latinoamericanos, “mayor  productividad para que sean más competitivos”. Finalmente, a buen entendedor pocas palabras: la falta de apoyo o tenemos tales herramientas para que podamos competir de igual a igual en un mundo globalizado o simplemente no lograremos jamás un desarrollo económico sustentable, armónico y equitativo como naciones del continente latinoamericano.
Bibliografia:
1.    Global Trends National Intelligence Council (NIC) 2015, 2020, 2025, 2030 http://www.dni.gov/index.php/about/organization/national-intelligence-council-global-trends.

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